En la cresta de las olas,
crecen pastos de arena.
Surcan líneas de
plata,
dejando suaves estelas.
Se deslizan reflejos
de cuando no nos vemos.
En el agua se escapan
y los devuelve el viento.
Suenan chorros de
entretiempo,
cuando los perros se quejan.
Ven las nubes de cerca
y las gaviotas se alejan.
Brotan verdes hojas
entre las dunas negras.
Crecen por la
carretera
que la luna les enseña.
Las montañas lejanas
envidian y tiemblan,
disimulan el odio
que adentro encierran.
Y respiran tan cerca
las máquinas de guerra,
presas que retienen
las aguas entre dientes,
y ahogan al bravo río,
al arroyo y al lago,
los árboles se queman,
se devasta el sentido.
Pasa desapercibido…
Pero pasa tan lento…
…que la muerte no es nada…
…El dolor hace el resto…
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