He sido víctima de una ilusión óptica, llevada al extremo... Y ya sólo quedan restos, cristales y retales de tiempo que no puedo olvidar ni recuperar... Y sangre en las heridas abiertas, no dejo que paren de sangrar, pues no pasa un día sin que vuelva a escuchar como todo lo que era, ya no es, sin más... No sabía que se clavaría una espada de incertidumbre en mi alma, pero aún puedo hacer nuevas promesas, promesas que destruyan la masacre que me estoy haciendo, que arde tan rápido que podría reducirme a cenizas. Promesas nuevas para así tapar todas esas grietas que están surgiendo de esa ilusión óptica... llevada al extremo.
Sentada a los pies de una cama en el aire, sin tiempo en el tiempo, mirando una imagen inconclusa en blanco y negro, con mirada desteñida y con goteras que no se acaban. Alcanzando el grado de locura necesario para cometer un acto sublime totalmente irracional. Recogiendo las piezas de la inacabada obra para no arder con ellas sino quemar con el viento toda posible cordura... Sin lamentos ni prisas ni pasaje. Soy una víctima pero eso no acaba mi camino, sino que lo bifurca. Y me dirijo a la madre, a verter la sangre en sus parajes, a robarle la sabiduría y prender la balanza. Dispuesta a no dejar caer al demonio lujurioso de las profundidades e iniciar una nueva era de matanza. "

No hay comentarios:
Publicar un comentario