Descansaré...
De ti, de mí,
de nuestro fuego,
de nuestras ganas,
de tanto sufrimiento
que arrastra mi alma...
Descansar...
Cerca del muro,
donde arrancar las llamas
de las voces que nadie gritó,
de lo que nunca se supo...
Rebobinar...
Y encontrar tantas paredes,
tantos colores en blanco,
asustarme de quererte,
y perderme,
dentro de este armario...
Renunciar...
A todo lo que parece,
aquello de que carece
el corazón verdadero,
que me conmueve...
Y empujar...
Todas las horas perdidas,
todas las podridas mentiras,
y todos los sueños de que desperté,
hacia un nuevo amanecer...
Entender...
Dejar que me mientas,
hacer que te sientas,
como no se siente nadie,
hacer que vomite,
cuando suspiro en el aire...
Descender...
...y resurgir tan firme,
tan cabal y concisa,
incluso empachada,
del magma de una sonrisa,
preguntando a la luna,
¿me bajo aquí?
¿es esta mi estación?
¿es esta mi canción?
¿es donde me perdí?
Y pedir...
Un sólo deseo...
...que no se acabe,
que soñaría hasta morir,
no dejaría que se escape
ni un segundo así...
Ya no voy a recordar...
Olvidaré que existe el tiempo,
que quise otros mundos
que me hacían sufrir,
doliendo los misterios,
fraguando entre besos
que debieron ser invencibles
pero se murieron,
y ya no están aquí...
Primero...
Deja volar y vuela,
recorre todos tus campos,
seduce a las amapolas
con tus besos de barro...
calcina mi brasa,
esa que me consume,
que quiero vivir mi reino,
que mis heridas se curen,
que ya me quemaste...
diabla por diablo,
infiernos que interrumpen
el batir de mis alas,
queriendo salir
de este campanario...
Después...
Sal de mi sal y reza,
porque has perdido
de mi amor, su pureza...
de mi pecho, el lazo...
de tu vida, mi esencia...
ganando, sí,
de nuestro hola,
un doble adiós en tono añil,
terribles ganas de escupir
aquel falso cariño,
que dejaste dentro de mí...
De nosotros...
Ya poco por descubrir,
ya poco por escribir,
imprimiendo estoy en mi boca
letras pintadas en el cielo,
palabras con fundamento,
y ya no quiero revivir
los silencios que me comieron,
la locura en la que caí,
creyendo como imbécil,
pero creyendo,
como nunca creí...
Ahora...
No hay hora,
no hay momento,
sin que brote,
en el que no se me note
que soy feliz...
no me calles,
no me acuses,
no desates
aquel amor varado,
anclado a un desierto
que me vendiste como hogar...
has tirado a la basura
el amor que vomité,
justo antes de volar...
Te fuiste...
Me despreciaste...
y, con tus flores,
tus voladores templos,
tus cuentos secretos
y tu plan de esperar,
soltaste mi mano,
esa mano
que ahora se sostiene
con amor de verdad...
Y lo sé...
No por vendas,
no por máscaras
de oscuro satén,
sino por sus ojos,
esa verdad que me mira,
ese palpitar y esa vida,
esa que me quisiste robar,
y que ya nunca...
No me podrás quitar...
¿Descansar?
¿Cómo voy a descansar...?
Ahora toca tocar
el cielo con los dedos,
y levantar
los pies del suelo,
después de tanto llorar...
toca agarrar,
correr y saltar,
ganar batallas,
abrazar...
perder las ganas de perder,
no dejarse convencer...
Y saber... ya sé...
No hay vuelta atrás...
...en esta historia de papel...
infiernos que interrumpen
el batir de mis alas,
queriendo salir
de este campanario...
Después...
Sal de mi sal y reza,
porque has perdido
de mi amor, su pureza...
de mi pecho, el lazo...
de tu vida, mi esencia...
ganando, sí,
de nuestro hola,
un doble adiós en tono añil,
terribles ganas de escupir
aquel falso cariño,
que dejaste dentro de mí...
De nosotros...
Ya poco por descubrir,
ya poco por escribir,
imprimiendo estoy en mi boca
letras pintadas en el cielo,
palabras con fundamento,
y ya no quiero revivir
los silencios que me comieron,
la locura en la que caí,
creyendo como imbécil,
pero creyendo,
como nunca creí...
Ahora...
No hay hora,
no hay momento,
sin que brote,
en el que no se me note
que soy feliz...
no me calles,
no me acuses,
no desates
aquel amor varado,
anclado a un desierto
que me vendiste como hogar...
has tirado a la basura
el amor que vomité,
justo antes de volar...
Te fuiste...
Me despreciaste...
y, con tus flores,
tus voladores templos,
tus cuentos secretos
y tu plan de esperar,
soltaste mi mano,
esa mano
que ahora se sostiene
con amor de verdad...
Y lo sé...
No por vendas,
no por máscaras
de oscuro satén,
sino por sus ojos,
esa verdad que me mira,
ese palpitar y esa vida,
esa que me quisiste robar,
y que ya nunca...
No me podrás quitar...
¿Descansar?
¿Cómo voy a descansar...?
Ahora toca tocar
el cielo con los dedos,
y levantar
los pies del suelo,
después de tanto llorar...
toca agarrar,
correr y saltar,
ganar batallas,
abrazar...
perder las ganas de perder,
no dejarse convencer...
Y saber... ya sé...
No hay vuelta atrás...
...en esta historia de papel...
No hay comentarios:
Publicar un comentario