"Si mi don es la palabra... el mundo tiene escrito su destino..." Bruma Antártica.

martes, 16 de junio de 2015

VERSOS DE MARCA BLANCA


Una palma blanca se lleva la alegría y deja la muerte entre sus dientes. Blanca como una paloma, vuela libre por su boca, y por si se equivoca, recita una letanía peregrina, un son que camina, entre su guarida y la sal de las heridas. Los blancos inmortales dan golpes al aire, atraviesan la fina línea blanca que forma un gran círculo periódico, límbico y silencioso, mientras, poco a poco, la sangre derramada germina y se convierte en un rosal, dependiente de una cánula de hambre y vitamina. Blanca bala, como la suerte y la ironía, en guardia cruza al frente y se detiene esperando el milagro de la vida, estrechando la mano al verdugo que le derriba. El blanco corazón se desangra ferviente y expectante. Sin empujar, sin balbucear, sin complacer a la soberbia ni al orgullo, sin renunciar al murmullo de lo siente más importante. Blanca bolsa de maquillaje, que cubre la amargura y el desastre, que tapa las grietas de un hogar con jardín sin flores, sin puertas, ni paredes, ni estantes. Blancas ganas de comerse la vida, de beberse con pajilla los icebergs a la deriva, y tragarse uno a uno todos los puñales que visitan sus costillas. Inhalando las gotas de lluvia que se pierden entre sus dedos. Matando con arma blanca las agujas de su tiempo. Creyendo que ya muertos, no habrá despedida, ni entierro que dé paso a mejor vida. Caballo blanco que monta tanto como es montado, que cabalgando se lleva las plumas de las blancas aves en paro, que no pueden volar, sino saltar desde lo más alto y planear. Blanco cuchillo atravesando los senderos que marcan sus venas, dejando al caballo enclaustrado en su silla de montar, para que galope en su granero cuando no pueda relinchar. Blancas voces calladas que en silencio gritan su dulce crueldad. Le quitan más de lo que da, le mienten y le dicen que no hay más mundo por el que trotar. Ligeras ropas blancas para un fúnebre cortejo. Tú me amas y yo me dejo. Tú me ganas y yo me pierdo. Tú me dices y yo, consciente, sólo sé creer. Blanco viento de flores blancas que huele a café. Para que el mundo del poder compre otro turno en la blanca costumbre de componer, corromper y recomponer.



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